Pequeñas exploradoras descubren el fascinante mundo de los insectos

Con lupa en mano, mucha curiosidad y aún más asombro, nuestras alumnas de jardín infantil participaron en una experiencia educativa única: el Taller de Insectos, una jornada diseñada para acercarlas al mundo natural desde una mirada científica, sensorial y lúdica.

El taller, desarrollado en espacios interiores y en el patio del colegio, tuvo como objetivo enseñar a las niñas la importancia de los insectos en nuestro ecosistema, reconociendo su valor y fomentando desde temprana edad una actitud de respeto y cuidado por la naturaleza. La jornada comenzó con una conversación guiada sobre qué son los insectos. A través del uso de maquetas de gran tamaño como una mariposa y un insecto palo, las niñas aprendieron a diferenciar entre insectos y otros artrópodos, como las arañas. Uno de los momentos más entretenidos fue cuando descubrieron que los insectos tienen seis patas, mientras que las arañas tienen ocho.

El expositor explicó también el importante rol que cumplen estos pequeños seres en la vida de los humanos y en la naturaleza: desde su labor como polinizadores, pasando por su uso en alimentos y hasta su participación en el control biológico de plagas.

Luego vino una etapa aún más interactiva. Las niñas observaron insectos chilenos reales conservados en resina y en cajas entomológicas. Con lupas, pudieron ver detalles como las alas, las antenas y el pelaje de los abejorros, que sorprendió por su suavidad. Esta instancia sensorial permitió que muchas de ellas vencieran el miedo o la aprensión que a veces generan los llamados “bichos”.

El momento más esperado fue la búsqueda de insectos en el patio del jardín. En grupos pequeños, las niñas recorrieron el lugar observando con atención cada rincón. Guiadas por el expositor, encontraron pequeños habitantes como hormigas, escarabajos y hasta una mariquita, lo que desató sonrisas y emocionados comentarios. Fue un verdadero ejercicio de observación científica en terreno, a escala infantil.

El taller finalizó con una reflexión grupal sobre la importancia de cuidar el entorno natural. Las niñas compartieron lo que más les sorprendió, y muchas coincidieron en que ahora ven a los insectos como “amigos del planeta” y no como simples bichos molestos.

Este tipo de actividades demuestran cómo, a través de la curiosidad y el juego, es posible desarrollar desde la infancia una educación ambiental activa, promoviendo el respeto por todas las formas de vida y sembrando semillas de conciencia ecológica en las nuevas generaciones.